En el siglo V de nuestra era, los habitantes de Lima iniciaron la construcción de la Huaca Pucllana. Dos importantes razones impulsaron al grupo sacerdotal que gobernaba en la época. La necesidad de contar con una expresión de su poder religiosa fue la primera. La otra estuvo vinculada directamente al control de los recursos hídricos derivados del sistema de canales de la margen izquierda del Rimac. Pucllana fue, pues, un importante centro ceremonial y administrativo. Su grandeza está reflejada en la configuración de una arquitectura monumental, hecha en adobe pequeño y forjada sobre la base de continuos adosamientos y remodelaciones, realizados durante los tres siglos que tuvo vigencia.
Actualmente la Zona Arqueologica Pucllana ocupa 15 hectareas y está dividida en dos sectores bien definidos. Uno de ellos, de estructura piramidal, aterrada, de 23 metros de alto, constituye el sector ceremonial. Alli se realizaron actividades relacionadas con el culto religioso en honor a sus dioses. En el otro - área de plazas - se ubicó el sector administrativo. Está conformado por recintos interconectados, con banquetas, patios y pasadizos.
En estos lugares - cuyas evidencias arquitectónicas indican que estuvieron enlucidos y pintados con ocre de color amarillo - se trataron asuntos públicos y de gobierno, actividades de intercambio, almacenaje, ceremonias y convocatorias.
¿Qué intercambiaron estos antiguos peruanos? ¿Qué almacenaban?, sin duda su elegante ceramica de caracter simbólico, representando figuras de serpientes o peces entrelazados, de color rojo, negro y blanco. También tejidos de algodón y lana de camelidos, simples pero bien elaborados, en tonos blancos, pardos y beiges. Los artesanos también aportaban lo suyo, con la cestería y las elaboradas redes de pesca, pero, sobre todo, estaban los productos alimenticios del valle. La gran llanura del Rímac ofrecía una variedad de cultivos: maiz, frejol, pallar, maní, zapallo, calabaza, camote, lúcuma, pacae y ají, entre otros.
El mar proveía de lizas, corvinas, tollos y pejerreyes, además de caracoles, conchas de abanico, machas, almejas, choros, lapas y cangrejos. Las lomas, con sus pastos, regalaban venados. Rebaños de llamas y alpacas, a la vez que cuyes y patos, fueron criados alli. Hoy, quince siglos después de que los últimos hombres dieran vida a Pucllana, les ofrecemos una muestra de la mejor comida peruana internacional.
que bonito lugar, me encanta
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